o 480 a.C. Jerjes y su imparable ejército persa están conquistando todo el mundo conocido. Una fuerza tan imponente que la tierra tiembla a su paso, decidida a sumir Grecia, la península de la razón y la libertad, en un mar de barbarie y tiranía. Nada puede pararlos, nada puede detenerlos. Nada, excepto la determinación de un espartano.