Esta es la historia de Tsukushi, una protagonista con mucho ánimo y lo suficientemente cabezota como para aguantar el tipo delante de su contrapartida, Domyoji, que durante toda su vida ha tenido siempre lo que ha querido con sólo pedirlo. . . o gritarlo. Los conflictos de No me lo digas con flores están mucho más cerca del mundo real de los institutos, sin importar que éstos se encuentren en Japón u Occidente.