Mirai logra anular el virus asesino de Fuyuko Kohinata con la flecha blanca y, así, encuentra una oportunidad para contraatacar. Pero ahora... ¿debe matar a la persona que tiene delante o dejar que mueran otros? Y mientras, la codicia y las intenciones asesinas de Metropoliman, tan intensas que rayan la pureza, empiezan a extender su sombra sobre el lugar...