Guren y su equipo se enfrentan a varios nobles durante el cruento combate por el control de Shinjuku. Cuando todo apunta a que perecerán bajo el devastador poder de los vampiros, Yûichirô se lanza al rescate y desenvaina a Ashuramaru, su espada demoníaca, dispuesto a enfrentarse a un enemigo de lo más inesperado.