En 2002, un cómic de Spiderman presentó a los Hermanos Rothstein, dos repugnantes, corruptos y terribles productores que desde la cima de Hollywood abusaban sexualmente de las actrices con las que trabajaban y ejercían las peores prácticas con el resto de empleados. En 2017, el mundo descubrió horrorizado que aquel relato estaba basado en hechos reales.